Practica 3, buceo

Practica 3



Buceando en cabo de palos

Desde la terraza del Miramar, con el ir y venir de embarcaciones de buceo y los pescadores como estatuas en el rompeolas, con sus cubos y sus aparejos, tratamos de imaginar lo que ocurrió hace ahora 100 años a tan sólo seis millas de distancia del Cabo de Palos. Entre el 13 y el 14 de octubre de 1917, el comandante Lothar Von Arnauld de la Perière al mando de submarino SM U-35 echó a pique a cuatro buques destinados a abastecer a los aliados durante la Primera Guerra Mundial. El vapor británico Alavi, al vapor italiano Doris, el Lilla, que acudió al rescate del segundo y el vapor armado griego Despina G Michalinos.
Pero hubo más submarinos y más naufragios. Más de 50 barcos fueron hundidos a manos de los «U-boots» alemanes en estas aguas durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial. Esto sumado a los numerosos accidentes de navegación debido a un relieve conformado por varias montañas submarinas o bajos y la falta de prudencia o el exceso de confianza de algunos capitanes, ha dado lugar a uno de los puntos más interesantes del Mediterráneo para el buceo en barcos hundidos. Trasatlánticos como el Sirio, partido en dos tras colisionar con el «bajo de fuera» en una catástrofe con más de 200 fallecidos. Buceamos a escasos metros de su proa para introducirnos por una grieta en las entrañas de otro barco, el Minerva, que descansa bocabajo a -50 metros y que cruzamos de extremo a extremo bajo sus ruinosas cuadernas con la única iluminación de nuestros focos y la mente lúcida gracias al helio.

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